Desde Septiembre de 2008 dedicado a las formas progresivas de la EM

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viernes, 31 de marzo de 2017

Esclerosis múltiple benigna, el término de la polémica.


La esclerosis múltiple benigna es un término criticado por muchos, pero que implica una realidad: hay personas con un curso más favorable de la enfermedad.

 ÍNDICE 
Asumo que cuando a la mayoría de los seres humanos nos diagnostican determinada enfermedad, entre las primeras cosas que hacemos es preguntar por un tratamiento. Si resulta que no existe un tratamiento curativo, como es el caso de la esclerosis múltiple, entonces comenzamos a preguntarnos qué puede ocurrir en el futuro, cómo va a evolucionar nuestro mal.

En el caso de la esclerosis múltiple la respuesta se complica, porque la diversidad es la norma. Hay personas que en pocos años pasan a una forma más difícil de la enfermedad, mientras en otros pasar a esa forma, llamada secundaria progresiva, demora mucho más tiempo.

Y los hay que parece que se mantienen estables durante años sin acumular discapacidad. Siguen durante más de una década realizando las actividades de siempre sin muchos contratiempos.

Ellos vendrían a ser el ejemplo de lo que llamaríamos esclerosis múltiple benigna, solo que hay muchos signos de interrogación sobre el adjetivo benigna ¿Por qué? Sigue leyendo y podrás saber la respuesta a esta y otras interrogantes como:

¿Qué se considera esclerosis múltiple benigna?

¿Algún indicador puede sugerir por adelantado quién tiene EM benigna?

Porqué es polémico el término de esclerosis múltiple benigna.

Si has leído sobre la clasificación de los diversos tipos de esclerosis múltiple, seguramente por ningún lado has visto mencionar la EM benigna. Y eso es así porque no es un término bien visto por la comunidad científica a pesar de que se emplea en la práctica clínica, muchas veces con ligereza.
La polémica alrededor de la esclerosis múltiple benigna viene porque:
  • En realidad, la persona afectada por EM no está totalmente libre de síntomas. Manifestaciones como fatiga o deterioro intelectual están presentes.
  • Aunque aparentemente el curso de la enfermedad es benigno, las lesiones cerebrales se van acumulando y con ello aumenta el riesgo de discapacidad. Muchas personas a las que se ha dicho que tenían EM benigna, al pasar más de una década se encuentran con la difícil realidad de limitaciones funcionales importantes.
  • La clasificación como benigna puede poner en riesgo el tratamiento.
Las razones antes descritas son ciertas, pero también es innegable que hay una minoría de enfermos que tiene una evolución más favorable. Y sobre esa trayectoria de la esclerosis múltiple vamos a seguir hablando, sea cuál sea el adjetivo que queramos adjudicarle.

¿Qué es la esclerosis múltiple benigna?

Se ha considera que la EM es benigna cuando al pasar 10 o más años la persona apenas ha acumulado discapacidad. Sigue trabajando y lleva una vida sin limitaciones físicas o funcionales.

Objetivamente se toman los resultados de una escala conocida por las siglas EDSS. La escala valora el deterioro y la discapacidad de varios sistemas funcionales, como el visual o el sensitivo. La esclerosis múltiple benigna estaría presente en esas personas que después de 10 años su EDSS sería igual o menor de tres.

Un EDSS en ese rango implica que la persona puede tener un deterioro leve en alguno de los 8 sistemas que componen la escala, pero camina sin ningún tipo de ayuda. Tener tres ya implica más riesgo de progresión que el que tienen las personas con una puntuación de dos (Sartori, Abdoli y Freedman, 2015)

Como puede deducirse de lo anterior, la esclerosis múltiple benigna en realidad solo podría considerarse después de 10 años del diagnóstico de la enfermedad.

¿Cuántas personas con esclerosis múltiple pueden tener un curso más benigno?


Como generalmente sucede, el tema de los datos en el campo de la salud es más variable de lo que cabría esperarse. Algunas investigaciones hablan de un 5% de los enfermos, otras que 20%. Existe cierto consenso en mencionar que entre el 10%-20% de los afectados por la enfermedad pueden tener un curso más favorable (Correale, Ysrraelit  y Fiol, 2012 ).

Ahora bien, cuando se ha estudiado a personas con esclerosis múltiple benigna por varias décadas, digamos por 20 años, se han encontrado dos elementos, uno positivo y otro negativo:
  • Primero lo bueno: la gran mayoría seguía teniendo un nivel de discapacidad bajo
  • ¿Lo negativo? Pues que no todos se mantenían en la deseada EM benigna, sino que la discapacidad se había acumulado
https://www.2ti.es/2017/03/esclerosis-multiple-benigna/

miércoles, 29 de marzo de 2017

¿La esclerosis múltiple se hereda? Lo que se sabe hasta el momento.



No hay reconocido hasta el momento un patrón de herencia que permita afirmar que la esclerosis múltiple se hereda. Sí se han identificados genes que aumentan la susceptibilidad de una persona a padecer la enfermedad.

¿Que si es hereditaria la esclerosis múltiple (EM)? Pues hasta donde se sabe, se puede heredar mutaciones que aumentan la susceptibilidad a padecer la enfermedad. Y hacemos énfasis en la frase “hasta donde se sabe”, porque si algo es seguro es que a la ciencia aún le queda un largo camino por explorar en relación a los determinantes genéticos de la esclerosis múltiple.

La mayoría de las personas con esclerosis múltiple no tienen antecedentes de casos previos en la familia, sin embargo, sí que se han identificado familias donde el número de miembros afectados por EM hace sospechar la presencia de determinantes genéticos. Este panorama apunta a que, si bien la herencia puede jugar un papel fundamental en algunos casos, en la mayor parte de los enfermos hace falta de más de un factor para desencadenar la EM.

En este punto ya estarás pensando que decimos lo mismo que todos, que sí existe más riesgo de desarrollar la enfermedad si somos familiares de primer grado de algún enfermo, pero ¿cuánto más riesgo? ¿se han identificado genes? Calma, no vamos a esquivar tus dudas más comunes, intentaremos ofrecer respuestas en la medida que ya las tenga la ciencia. Eso sí, las respuestas no son muchas.

Lo estudios que se han hecho en cientos de familias con esclerosis múltiple sí apuntan a que existen mutaciones genéticas que aumentan el riesgo de una persona a padecer la enfermedad. Y decimos riesgo, porque lo que sí aún no se ha encontrado es una mutación con un patrón de herencia autosómica dominante. Es decir, un gen mutado que, de estar en un padre o una madre, sus descendientes tienen 50% de probabilidades de heredarlo y de desarrollar la enfermedad.

Hasta el momento lo más cercano que se ha estado de descubrir algo así se reveló recientemente, en junio de este año, en un artículo publicado en la revista Neuron. La investigación tuvo por protagonista a un investigador español, Carles Vilariño-Güell, que identificó una mutación presente en dos familias que como mínimo, aumentaba la posibilidad de sufrir esclerosis múltiple progresiva primaria entre el 60% y el 70%.

La mutación identificada se produce en el gen NR1H3, que codifica proteínas fundamentales para el funcionamiento adecuado del sistema inmunológico. La esclerosis múltiple es lo que se denomina una enfermedad autoinmune, donde el sistema inmunitario funciona de forma deficitaria y termina atacando células sanas.

Otros estudios, en especial algunos desarrollados en Suecia—país que tiene uno de los mayores índices de EM del mundo— apuntan a que el/la hijo/a de una persona con EM tiene una posibilidad entre 80 de padecer la enfermedad.

Al analizar la heredabilidad de un trastorno hay cuestiones de sentido común que debemos preguntarnos, por ejemplo: ¿varios miembros de mi familia, de más de una generación, han sido afectados por la enfermedad? Si la respuesta es positiva es lógico pensar que la herencia puede ser un actor fundamental en la génesis de la enfermedad, aunque aún no se haya encontrado el gen responsable en ese caso específico.

Mutaciones más conocidas hasta el momento.

Se han identificado decenas de genes que pueden aumentar la susceptibilidad a padecer EM. Entre los más establecidos, además del que ya mencionamos anteriormente, están:
  • Cambios en el gen HLA-DRB1, el factor de riesgo genético más conocido en la actualidad. Como es de esperar, este gen pertenece a una familia de genes que interviene en el funcionamiento del sistema inmunitario.
  • Variaciones en el gen IL7R: este gen está relacionado con la producción de dos proteínas importantes para el crecimiento y proliferación de las células del sistema inmunitario.
Teniendo en cuenta el papel de este último en la esclerosis múltiple, no es de extrañar que un porcentaje importante de las mutaciones y variantes genéticas que se han identificado hasta el momento tengan relación con el funcionamiento del sistema inmunitario.

Hace falta más que genes para desarrollar la enfermedad.


En la actualidad existe un cierto consenso en considerar que en el surgimiento de la EM se conjugan varios factores, especialmente genéticos y ambientales. Mientras más mutaciones o variaciones genéticas de riesgo tenga una persona, mayores serán sus posibilidades de desarrollar la enfermedad.

Pero los genes solos no son suficiente, sino que los científicos consideran que esa susceptibilidad genética se encuentra con factores ambientales que disparan la respuesta anormal del sistema inmunológico. Se conocen varios factores de riesgo para la esclerosis múltiple, por ejemplo:
  • Vivir en lugares con pocas horas de luz al año, lo que se traduce en menor nivel de vitamina D, este último un factor de riesgo bien establecido.
  • Exposición al virus de Epstein Barr, causa común de mononucleosis que se manifiesta en dolor de garganta, fiebre y fatiga extrema.
  • Ser fumador.
En la actualidad el conocimiento científico acumulado no justifica la realización de estudios genéticos para determinar el riesgo de EM porque, de hecho, ese riesgo está aún entre muchos signos de interrogación. 

martes, 28 de marzo de 2017

Un tratamiento restaura la mielina y la función de las extremidades en la esclerosis múltiple


La administración de un microARN denominado ‘miR-219’ es capaz de revertir la pérdida de mielina y de mejorar las capacidades motoras en ratones con esclerosis múltiple

M. LÓPEZ - @abc_salud Madrid - 27/03/2017

 La esclerosis múltiple es una enfermedad neurodegenerativa que padecen cerca de 46.000 españoles –y hasta 2,3 millones en todo el mundo–, en su mayoría mujeres. Una enfermedad que se produce por la destrucción por el sistema inmune del propio afectado de la capa de mielina que recubre las neuronas. El resultado es que, dado que esta mielina no solo protege a estas células nerviosas, sino que es necesaria para una adecuada transmisión de los impulsos eléctricos que estimulan el movimiento, los pacientes sufren un deterioro de sus capacidades motoras. De hecho, la esclerosis múltiple constituye la primera causa de discapacidad por enfermedad entre las personas jóvenes.

Pero, ¿no hay nada que se pueda hacer para revertir esta pérdida de mielina? Pues, desgraciadamente, no. Sin embargo, investigadores del Centro Médico del Hospital Infantil de Cincinnati (EE.UU.) podrían haber dado un paso muy, pero que muy significativo en este sentido.

Concretamente, el estudio, publicado en la revista «Developmental Cell», muestra cómo la administración un microARN denominado ‘miR-219’ es capaz de ‘reiniciar’ la producción de mielina para recubrir los nervios dañados y, en consecuencia, de restaurar el movimiento de las extremidades. O así sucede, cuando menos, en modelos animales –ratones– de esclerosis múltiple.

Como explica Richard Lu, director de la investigación, «en nuestro trabajo hemos observado que miR-219 actúa específicamente sobre múltiples procesos que inhiben la formación de mielina tras el daño neural causado por la enfermedad. Y asimismo, que el tratamiento con este microARN restaura parcialmente la mielinización y la función de las extremidades. Por tanto, es concebible que la potenciación del tratamiento con miR-219 con otros bloqueantes del recrecimiento de la mielina puede ofrecer una estrategia terapéutica para los pacientes con enfermedades desmielinizantes como la esclerosis múltiple».

Inhibir los inhibidores

Algunos estudios recientes han demostrado la ausencia del microARN ‘miR-219’ en los nervios y tejidos dañados por algunas enfermedades neurodegenerativas, caso de la esclerosis múltiple. Pero, exactamente, ¿qué es un microARN? Pues es una pequeña cadena de ARN que se encuentra insertada de forma natural en la cadena de ADN y que, en lugar de utilizarse para producir proteínas, tiene por misión silenciar la expresión de otros genes –o lo que es lo mismo, regular la producción de las proteínas codificadas en estos genes.

Así, y con objeto de observar el efecto de la ‘restitución’ de este miR-219, los autores utilizaron un modelo animal de esclerosis múltiple. Más concretamente, emplearon ratones a los que administraron un compuesto químico denominado ‘lisolecitina’ –que destruye la mielina que recubre los nervios– o a los que manipularon genéticamente para que desarrollan encefalomielitis autoinmune –o ‘encefalitis autoinmune experimental’, una enfermedad similar a la esclerosis múltiple en humanos.

Es más; también utilizaron animales genéticamente manipulados para carecer de miR-219 y, así, analizar el papel que juega este microARN sobre las células nerviosas responsables de la formación de la mielina –los ‘oligodendrocitos’.

En primer lugar, los autores observaron que la ausencia de miR-219 dio lugar a que la acción de algunos inhibidores de la remielinización de los nervios –entre otros, de la proteína Lingo 1– se desmadrara. Y es que según los resultados, miR-219 es un componente esencial de la red encargada de bloquear a aquellas moléculas responsables de inhibir la formación de mielina por los oligodendrocitos.

Y llegados a este punto, ¿qué sucedió en aquellos animales que recibieron el tratamiento con miR-219? Pues los resultados mostraron que la inoculación de miR-219 –o más concretamente, de una versión sintética muy similar al microARN natural– en el líquido cefalorraquídeo y en la columna vertebral potenció la actividad de los oligodendrocitos, lo que resultó en una regeneración de las vainas de mielina y en una mejora de la función de las extremidades.

Aún habrá que esperar


En definitiva, la administración de miR-219 se presenta como una terapia muy prometedora para revertir los daños de la esclerosis múltiple. Sin embargo, aún habrá que esperar. Y es que como reconocen los propios autores, «nuestro estudio ha sido llevado a cabo en un laboratorio con modelos animales de la enfermedad, por lo que los resultados aún no pueden ser aplicados al tratamiento clínico en humanos».

Así, el próximo paso será desarrollar nuevos miR-219 que, igualmente sintéticos, sean más fáciles de administrar –sobre todo en el tejido cerebral. Y asimismo, evaluar la efectividad de este tratamiento no solo en la esclerosis múltiple, sino también en otras enfermedades neurodegenerativas.

http://www.abc.es/salud/enfermedades/abci-tratamiento-restaura-mielina-y-funcion-extremidades-esclerosis-multiple-201703271803_noticia.html

sábado, 18 de marzo de 2017

Trasplante de células madre para la esclerosis múltiple: años de seguimiento muestra luces y sombras.

Una nueva línea de tratamiento para la esclerosis múltiple puede surgir gracias a este descubrimiento.





Células del sistema inmunitario, ese mismo que se vuelve contra los enfermos de EM, pueden abrir una nueva línea de tratamiento para la esclerosis múltiple. El descubrimiento tiene implicaciones para todas las enfermedades que cursan con la destrucción de la mielina.



Es ciencia básica y del más alto nivel, de la que constituye un excelente cimiento para futuras aplicaciones clínicas.  Un grupo de investigadores internacionales, liderados por científicos de la Universidad Queen´s de Belfast, en Irlanda, han descubierto que unas células del sistema inmunitario pueden ayudar a reparar los daños producidos en el sistema nervioso por la esclerosis múltiple.

La investigación ha sido publicada recientemente en la revista Nature Neuroscience y tiene implicaciones no solo para la esclerosis múltiple, sino para otros muchos males que cursan con el deterioro de la capa de mielina que cubre el cuerpo de las neuronas

El descubrimiento se siente justo: Irlanda tiene una de las mayores tasas de esclerosis múltiple del mundo y el sistema inmunitario… ¿qué decir de su papel en la EM? Que se convierta en parte de la solución, de una forma tan directa, sería como mínimo irónico.

Células T reguladoras (Treg) promoviendo la regeneración del sistema nervioso.

Los científicos encontraron que unas células reguladoras del sistema inmunitario, conocidas por las siglas Treg, tienen un rol más allá de la regulación: estimulan la génesis de  oligodendrocitos a partir de sus células precursoras. Que tantas palabras complicadas no te hagan un lío la cabeza, ya te explico.

Los oligodendrocitos son esenciales en la mielinización, es decir, para crear y mantener la capa de mielina que es destruida durante la esclerosis múltiple. Pero los oligodendrocitos vienen de alguna parte ¿no? Pues la célula que antecede a la formación de un oligodendrocito, algo así como su progenitor, se denomina precursor de oligodendrocito


Lo que ha descubierto este grupo internacional de científicos es que las células Treg llevan a que ese precursor se convierta en oligodendrocito y que estimulan la remielinización de las fibras nerviosas dañadas.

Al investigar a ratones a los cuales se les había manipulado para producir pocas células Treg, encontraron que mostraban grandes déficits en la mielinización. Al aumentar los niveles de Treg en muestras de tejido cerebral ocurrió lo contrario; se aceleró la remielinización.

Contra la neurodegeneración, más que contra la inflamación.


Ya hemos hablado con anterioridad que una de las grandes barreras en el tratamiento de la esclerosis múltiple es que no existe tratamiento para la neurodegeneración.

Es decir, los fármacos actuales funcionan regulando, con más o menos éxito, los procesos inflamatorios relacionados con el sistema inmunitario, pero el daño producido al sistema nervioso queda, sigue su curso, se va acumulando discapacidad y por eso muchos enfermos pasan a una forma progresiva de EM.

La importancia de este descubrimiento reside precisamente en eso, no va contra la inflamación, sino a reparar el daño producido por esta.

En palabras de una de las autoras del estudio, que en su juventud también padeció una enfermedad desmielinizante  la Dra. Denise Fitzgerald:

“Este es un importante paso adelante en la comprensión de cómo el cerebro y la médula espinal se reparan naturalmente y abre un nuevo potencial terapéutico para la regeneración de la mielina en los pacientes”.

Aunque el camino hacia la aplicación clínica de este descubrimiento se antoje muy largo, es sin duda una excelente noticia.

http://www.2ti.es/2017/03/tratamiento-esclerosis-multiple/



sábado, 11 de marzo de 2017

Sustancia capaz de reparar axones dañados de neuronas


El tratamiento con fusicoccina-A induce la regeneración de axones dañados hacia el centro de la lesión. Los axones están teñidos en verde y las puntas de los axones en crecimiento, llamados conos de crecimiento, están teñidas en rojo. (Foto: The Neuro)

Los axones son las proyecciones con forma de hilos que transportan señales eléctricas entre células. El daño axonal es la principal materialización de los efectos perniciosos de trastornos como las embolias y las lesiones de la médula espinal.

Andrew Kaplan, de la Universidad McGill en Canadá, estaba buscando un enfoque farmacológico para la regeneración de los axones, con especial atención hacia una familia de proteínas con funciones neuroprotectoras que han estado siendo investigadas en el laboratorio de la Dra. Alyson Fournier, profesora de neurología y neurocirugía y coautora del nuevo estudio.

Durante su búsqueda, encontró investigaciones que describen cómo reaccionan ciertas plantas ante un tipo específico de infección fúngica. Cuando esas plantas se ven expuestas a fusicoccina-A, una pequeña molécula producida por cierta cepa de hongos, las hojas de la planta se marchitan, pero las raíces se hacen más largas. La fusicoccina-A afecta a la actividad de la mencionada familia de proteínas con funciones neuroprotectoras, estabilizando sus interacciones con otras proteínas.

Si bien dicha familia de proteínas es el denominador común en este fenómeno, la identidad de las otras proteínas implicadas y las actividades biológicas resultantes difieren entre plantas y animales.

Kaplan teorizó que la fusicoccina-A podría ser una forma efectiva de aprovechar a esa familia de proteínas para reparar axones. A fin de ensayar esta teoría, él y sus colaboradores trataron con la sustancia a neuronas de un cultivo de laboratorio que habían sido dañadas mecánicamente, y observaron los resultados.

“Cuando miré a través del microscopio al día siguiente, los axones estaban creciendo como hierbas, un resultado emocionante que nos llevó a determinar que la fusicoccina-A puede estimular la reparación de los axones en el sistema nervioso dañado”, rememora Kaplan.

Aparte de en lesiones cerebrales y de médula espinal, el daño axonal se da en muchos otros trastornos y enfermedades, incluyendo la esclerosis múltiple y diversas afecciones neurodegenerativas. El descubrimiento hecho por el equipo de Kaplan implica que la fusicoccina-A y sustancias similares podrían ser el punto de partida para desarrollar fármacos que traten el daño axonal en humanos.

http://noticiasdelaciencia.com/not/23390/sustancia-capaz-de-reparar-axones-danados-de-neuronas/